lunes, 2 de noviembre de 2009

Las reglas que te rigen
El diccionario define el vocablo regla como una guía o regulación establecida para cualquier acción, conducta, método o disposición. En este capítulo pretendo apartarme de esta estéril definición y demostrar que las reglas son fuerzas vitales, dinámicas y muy influyentes en la vida familiar. Mi objetivo es ayudar a que, como individuos y familias, descubran las reglas que les rigen. Considero que se sorprenderán al descubrir que han vivido en obediencia a diversas reglas de las cuales no tenían conciencia.
Las reglas tienen que ver con el concepto del deber; forman una especie de taquigrafía que adquiere importancia tan pronto como dos personas deciden vivir juntas.
Para descubrir las reglas que imperan en tu familia, siéntate con todos los miembros y pregúntales: ´´¿Cuáles son nuestras reglas actuales?´´ elijan un momento en que dispongan de dos o más horas, tomen asiento en torno a una mesa o en el suelo; elijan a un secretario que anote todas las reglas en un papel, para tenerlas presentes, no se enfrasquen en discusiones en este momento para decidir si las reglas son correctas o no. Tampoco es esta la ocasión para averiguar si las obedecen: no traten de descubrir a los infractores. Este ejercicio debe realizarse con un ánimo de descubrimiento.
Para muchas familias, el acto de sentarse a discutir las reglas puede parecer novedoso, y a menudo resulta muy esclarecedor. Este ejercicio puede ofrecer nuevas e interesantes posibilidades para encontrar formas de convivencia más positivas. He observado que la mayoría supone que los demás saben lo que ellos conocen. He escuchado a padres enfurecidos que dicen: ´´ ¡ella conoce las reglas!´´ y, cuando ahondo en la situación, descubro que no es tal el caso. No siempre se justifica suponer que los demás conocen las reglas. Si analizas el inventario de reglamentos con tu familia, encontraras los motivos de malos entendidos y diversos problemas de conducta.
El hecho indiscutible es que cualquier cosa que una persona vea o escuche, dejara su huella en ese individuo quien, de manera automática, tratara de encontrar una explicación interior al acontecimiento. Como hemos visto, si no existe la posibilidad de confirmar la explicación, entonces esta se convierte en la ´´realidad´´; la ´´realidad´´ puede ser exacta o equivocada, pero el individuo fundamentara en ella sus actos y opiniones.
Ante la prohibición de comentar o cuestionar, muchos niños llegan a ser adultos que se sienten santos o demonios, en vez de seres humanos que deben sentir.

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